martes, 28 de mayo de 2013

Debería dormir es tarde, debería de hacer muchas cosas.

No puedo dejar de mirar el espejo.
Dicen que cuando miras un espejo mucho tiempo tu cerebro comienza a crear monstruos, tal vez para entretenerse... Tal vez, tal vez nos quiere mostrar nuestra verdadera naturaleza.
-Deja te enseño.- La voz se escuchaba cerca y lejana al mismo tiempo, mi piel se erizó. Volteé hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados y no vi nada, solo la obscuridad de mi habitación, el corazón me latía desenfrenado, sentía el golpe de cada palpitación en mi pecho, sentía como el y todo mi cuerpo querían huir, pero no quiero, necesito saber.
Di un paso hacia atras, me di cuenta de lo frío que se sentía el suelo, un suelo de mármol, el espejo aun me observaba.
-¿Quien eres?- Solté una pregunta al aire, para ver si este me respondía, hubiera preferido eso, pero en lugar tuve silencio. Me observé en el espejo, la poca luz que llegaba de la ventana, que estaba justo al lado mío, me iluminaba la cara y parte del pecho, podía apreciar todas mis facciones: Mi cabello, corto y lacio, mis ojos oscuros, mis cejas desacomodadas, mi nariz tosca, mis labios grandes y resecos, mi barbilla un poco ovalada hacia adelante... Todo estaba en orden. El silencio aturdía mis oídos.
-Ya lo sabes.- Se volvió a escuchar esa voz, se volvió a tornar aparente y obvia, pero al mismo tiempo se sentía ficticia y distante, no sabía que responder, así que hice preguntas.
-¿Que deseas?- Mi voz tembló un poco, mi miedo se hizo obvio.
-Deseo muchas cosas, pero quiero mostrarte algo.- Respondió mas rapido que la ultima vez, me sorprendió, un poco de valor broto de mi.
-¿Que deseas mostrarme?- Lo dije tratando de recuperar algún tipo de compostura, mi corazón se tranquilizo, pero aún me cuestiono muchas cosas.
-¿Que deseas ver?- Esa pregunta me agarró de sorpresa, ¿Que deseo ver? Nunca me lo había preguntado, ¿Que deseo ver? ¿Acaso no veo solo lo que deseo ver?
-Deseo verlo todo.- Dije con voz firme, recordé mi infancia al decir esto, me recordo toda historia sobre los genios y los deseos, me recordo mi niñez y a mi madre contándome esas historias antes de irme a dormir... Tambien recorde la moraleja de todas esas historias "Ten cuidado con lo que deseas".
-Y así será.- Al escuchar eso me observé en el espejo, esperaba ver un cambio, y no fue así, mi cara seguía igual, era exactamente la misma, pero... Me da asco. Mi rostro es el mismo, pero ya no puedo verlo, no puedo seguir viéndolo, aparté la vista del espejo y volteé a ver mi cama, que estaba justo detrás de mi, entonces lo vi: Un ser obscuro en el borde de mi cama, su cuerpo emulaba al de una persona, al de un humano, pero no podía ver su rostro, solo su silueta y obscuridad. Su brazo estaba estirado con su mano sobre la cama, como invitando a sentarme, me sente a su lado.
-Ahora puedes verme.- La silueta no se inmuto, pero la voz se siguió escuchando por toda la habitación y al mismo tiempo pareciese que solo está en mi cabeza.
-No sé quien eres.- Ya no sentía miedo, solo confusión, no sabía lo que sucedía y aún así deseaba quedarme ahí sentado, hasta conseguir todas las respuestas.
-Soy la Muerte.- La silueta alargo su mano y con su dedo indice toco mi pecho, en ese instante sentí miedo, senti pavor, sentí algo que jamas había sentido, sentí como mi alma gritaba de dolor, miedo y confusión. 
-P-pero.- Tartamudeé, mi voz volvió a sentirse quebradiza, no solo eso, sentía como tambien había perdido potencia y se escuchaba con un volúmen tan bajo que aún con ese silencio hubiera sido difícil de escuchar. -No entiendo.-
-Y no lo harás.- Dijo mientras se levantaba sin ningún esfuerzo y se acercaba a la ventana. -No hasta que tu hora llegue.-
-¿Moriré?- Era la única pregunta que me daba vueltas en ese momento, mis manos sudaban, mis pies sudaban, sentia escalofríos y estaba temblando, no podía llorar, pero no me hacían falta ganas. -¿Por eso estas aquí? ¿Vienes a llevarme?-
-Morirás, eso no lo dudes.- Lo dijo como si fuera una broma, como si le hiciera esto a todo el mundo para asustarlos y luego irse, como si la Muerte tuviera algún tipo de sentido del humor retorcido y extraño. -Pero ese día no es hoy.-
-Entonces,  ¿A que vienes?- ¿Por qué me siento decepcionado? ¿Acaso deseaba morir? Extraños pensamientos pasan por mi cabeza, una de ellos es la idea de que al parecer tengo el tiempo contado, todas esas veces que juré que Dios no existía...
-Y no existe.- Su voz cambió de tono, el enojo se apodero de ese sonido omnipresente en la habitación y en mi mente. -Solo estoy yo.-
-No entiendo, ¿Como puedes ser solo tú?- No entendía nada de lo que estaba sucediendo, no entendía y de alguna manera creo que no quiero entender...
-Ustedes me llaman Muerte, Miedo, Asco,  Confusión, Obscuridad.- Sentía una presión, un cambio en el aroma de la habitación, sentía frío y que me faltaba un poco el aire. -Soy todo aquello a lo que le temes, y todo aquello que no deseas ver ni sentir, ustedes existen porque yo existo y yo existo porque ustedes existen, si hay luz yo la opaco.-
-¿Y que quieres de mi?- Espero no hacerlo enojar mas, espero que no me haga daño, no sé porque lo haría. -¿Por qué si eres un ser omnipotente y omnipresente estas aquí?-
-¿Por qué no? Tu lo dijiste, soy omnipotente y omnipresente, estoy aquí contigo, pero tambien en muchos otros lugares.- Su voz se volvió distinta, estaba orgulloso, había logrado algo, mas no sé muy que fue lo que logró. -Te contaré una historia, a eso vine.-
No entendía nada de lo que estaba sucediendo, no entendía como es que me estaba pasando a mi. La Muerte me eligió... ¿Para contarme una historia?
-Hubo una vez una joven llamada Penélope, una muy bella flor, una muy bella mujer.- Pareciera que había parado para pensar, para recordar o inclusive para sollozar. -Corría por el campo, caminaba por las calles y siempre fue delicada en todo lo que hacía, era perfecta y hermosa, si Dios existiera y se tomara la molestia de crear a cada uno de ustedes... Con ella se hubiera tomado una eternidad, la perfección no se alcanza si no es con ese limite de tiempo... Una eternidad. Ese es el tiempo que estuve esperando por alguien como ella... ¿Sabes que le sucedió? Murió, yo la asesiné, tenía que hacerlo, pero cuando lo hice... Cuando tomé su dulce vida, fue al dar a luz, dio su vida por otra, la regaló... No, la intercambió. Su vida por la de su bebé, un bebé que nació huérfano y que todos pensaron era el hijo de una violación o de alguna aventura o descuido que ella tuvo, pero no, ese bebé si tuvo padre, pero no podía saberse de donde venía, ya que ni ella lo sabía, impregnada... ¿Pero de quien? Existen muchas historias sobre esta situación, algunas muy antiguas, otras muy recientes... Todas fraudes, menos esta. El bebé se quedo solo, fue adoptado por sus abuelos y criado por ellos como si fuera su propio hijo, en realidad nunca le dijeron quien era su verdadera madre, nunca lo supo, mucho menos quien es su verdadero padre...- Observé como se desvanecía poco a poco, por alguna extraña razón... No quería que se fuera.
-¿Ese fue el fin?- Le dije, esperando una respuesta mientras me levantaba de la cama para acercarme a el y así evitar que se fuera... Pero solo consegui quedarme parado al lado de la cama, inmóvil.
-No, ese no es el fin, el bebé creció... Y algún día tomaré su vida, como lo hice con su madre, entonces será el fin...- Se terminó de desvanecer, la silueta se había marchado. Un extraño viento soplo hacía afuera de mi habitación, pasando desde atras de mi hasta llegar a la ventana.
-Nos vemos.- Dije mientras volvía a mi cama y ponía las sabanas sobre mi.
-Nos vemos, hijo.-


Fin.

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